DOLOR


Duele pensarlo. Y cuesta creerlo.  

Duele escuchar, leer y hasta mirar. 

Duele la desilusión, las conjeturas y los interrogantes.

Ese puntazo en el pecho. Esa puñalada a la pasión.

 Duele la desconfianza. El trato entre colegas y las declaraciones.

Cuando el saber duele, duele.   

Y, sobre todo, duele ver algunos leñadores que aprovechan el árbol caído. 

0 comentarios:

HECTOR TITI CAMPS

HECTOR TITI CAMPS